Bulimia, Causas, diagnósticos y tratamientos

Bulimia, Causas, diagnósticos y tratamientos

¿Qué es la bulimia?

La bulimia es un trastorno psiquiátrico caracterizado por episodios de alimentación compulsiva y excesiva, seguidos de métodos inadecuados para revertir este abuso.

Las medidas más empleadas por los pacientes para reparar esta situación son la inducción del vómito, el uso abusivo de laxantes y diuréticos, el mantenimiento de dietas demasiado restrictivas, el ayuno prolongado y la práctica extenuante de ejercicios físicos. Todo ello con la intención de reducir los efectos provocados por la hiperalimentación y aliviar el sentimiento de culpa generado por el miedo a engordar después de comer en exceso.

A diferencia de la anorexia nerviosa, en esta enfermedad no hay una delgadez excesiva: alrededor del 70% de los bulímicos tienen un peso normal y algunos incluso tienen sobrepeso. Sin embargo, un importante punto en común entre estas enfermedades es el miedo a engordar asociado a un cuidado obsesivo con la forma física.

La bulimia afecta principalmente a mujeres de entre 18 y 40 años, de clase media y alta, siendo muy frecuente entre modelos, bailarinas y deportistas, así como entre estudiantes de secundaria y universitarios. A menudo se asocia con otro trastorno alimentario o psiquiátrico, como la anorexia nerviosa y la depresión.

Causas y síntomas de la bulimia

El principal signo de este trastorno es la hiperfagia, es decir, comer en mayores cantidades en un corto período de tiempo sin un aumento de peso proporcional. Este acto suele realizarse en secreto, ya que el bulímico se siente avergonzado de sus hábitos alimenticios y, principalmente, de sus métodos compensatorios. Así, no es raro que el portador de este trastorno se refugie en el baño después de las comidas copiosas para inducir el vómito. Este acto repetido provoca una inflamación en el esófago y la garganta y una mayor predisposición a la aparición de caries. Además, se produce un aumento de las glándulas salivales que hace que la cara de los pacientes sea más redonda.

En algunos casos se produce una reducción del potasio en la sangre, lo que puede provocar alteraciones en el ritmo cardíaco. Un indicio conductual clásico de este trastorno es la obsesión por el ejercicio físico, la forma física y las dietas. Al igual que la anorexia, es un trastorno psiquiátrico también vinculado al miedo a engordar, pero como consecuencia de la pérdida de control sobre la ingesta de alimentos.

Un factor que corrobora esta condición es el actual culto a la delgadez y la condena al sobrepeso. Además, en el origen de esta enfermedad intervienen factores genéticos, ambientales y psicológicos. Los problemas afectivos o familiares, la ansiedad, la baja autoestima y el abuso de drogas y alcohol constituyen otros factores de riesgo para el desarrollo de este trastorno.

Exámenes y diagnósticos de la bulimia

El diagnóstico de bulimia debe sospecharse ante la presencia de episodios bulímicos con una frecuencia mínima de dos veces por semana durante al menos tres meses. La identificación de este cuadro es clínica, es decir, se realiza a través de un conjunto de síntomas y en la historia del paciente y su familia. Sin embargo, a diferencia de lo que ocurre en la anorexia nerviosa, pueden pasar muchos años antes de que los familiares se den cuenta de la bulimia o incluso antes de que el paciente admita tener un problema con la comida.

Tratamiento y prevención de la bulimia

El tratamiento está dirigido a controlar los atracones y a eliminar las medidas compensatorias que lleva a cabo el paciente para perder peso. Este tratamiento debe realizarse con un enfoque multidisciplinar, principalmente mediante psicoterapia individual o de grupo, tanto para el paciente como para su familia. Además, la orientación nutricional es muy importante para el mantenimiento de una dieta adecuada y equilibrada.

En la mayoría de los casos es necesario el uso de medicamentos para el control químico de los episodios bulímicos. Y aunque los ingresos hospitalarios están más restringidos a los casos graves, son de gran valor para el control de las complicaciones agudas de la bulimia, como la deshidratación y la arritmia cardíaca grave.

En general, los casos más leves pueden controlarse bien con consultas de asesoramiento conductual (terapia cognitivo-conductual), mientras que la bulimia de larga duración puede causar daños similares a la anorexia nerviosa. Por lo tanto, el reconocimiento temprano y el tratamiento médico de esta enfermedad son fundamentales. La práctica de una dieta equilibrada desde la infancia, en la que el niño aprende a tener una buena relación con la cantidad de alimentos ingeridos, es una forma de evitar la instalación de la enfermedad.

Asimismo, fomentar un adecuado control del peso, con actividad física regular y una buena calidad de la dieta es eficaz para prevenir esta afección. Además, es importante que los padres y educadores transmitan a los jóvenes un concepto crítico sobre las exigencias actuales de los estándares de delgadez, así como el uso de productos químicos y dietas milagrosas que prometen el cuerpo perfecto en pocas semanas.

Al fin y al cabo, estos trastornos suelen provenir del intento de enmarcar al individuo en el engañoso ideal de la perfección. Por último, las familias que tienen casos de problemas psiquiátricos, como la depresión y el alcoholismo, deberían estar más atentas a sus jóvenes, ya que son candidatos más vulnerables a desarrollar trastornos alimentarios.

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