Embolia Pulmonar, Causas, Diagnóstico y Tratamientos

Embolia Pulmonar, Causas, Diagnóstico y Tratamientos

¿Qué es la embolia pulmonar?

La embolia pulmonar, o tromboembolismo pulmonar (TEP), es una afección potencialmente grave que se produce cuando un émbolo o coágulo migra al pulmón. Este coágulo suele formarse en alguna vena del cuerpo, sobre todo en los miembros inferiores, se desprende y sigue la circulación venosa hasta los pulmones, donde obstruye el paso de la sangre por una arteria.

La repercusión de esta oclusión depende del tamaño del trombo, de la zona afectada y de la existencia de una circulación local que pueda suplir esta deficiencia. Sin embargo, en los casos de trombos de gran tamaño, la interrupción de la circulación puede provocar desde daños pulmonares en la región irrigada por la arteria afectada, debido a la falta de oxígeno, hasta la muerte súbita.

Dado que la trombosis venosa profunda (TVP) es la principal causa de tromboembolismo pulmonar, cualquier sospecha de coágulo en las extremidades inferiores debe ser evaluada y tratada rápidamente para evitar la migración al pulmón o la obstrucción de la circulación en otros órganos. Sin embargo, si ya existen condiciones circulatorias desfavorables en el pulmón, se convierte en una emergencia por el riesgo de mortalidad, que se vuelve mayor.

Se calcula que cinco de cada 10.000 personas tienen un episodio de tromboembolismo pulmonar en la población general.

Causas y síntomas de la embolia pulmonar

Las manifestaciones de la embolia pulmonar incluyen falta de aire y dificultad para respirar, dolor en el pecho, tos seca o con sangre, sensación de ansiedad, fiebre baja y palpitaciones. Dado que no existen signos o síntomas específicos de la embolia pulmonar, es importante tener en cuenta los factores de riesgo preexistentes para el diagnóstico de la TEP.

Las quejas deben ser evaluadas cuidadosamente, ya que muchas de ellas ya forman parte de la vida cotidiana de los pacientes fumadores y de los pacientes con otras enfermedades clínicas. La principal causa de tromboembolismo pulmonar es la trombosis venosa profunda, que suele formarse en las extremidades inferiores.

Uno de los principales factores de riesgo para la aparición de una embolia pulmonar es la inmovilización. Así, las personas más sujetas a esta afección son las que permanecen mucho tiempo en la misma posición, como en los viajes largos en avión, las que se someten a una cirugía de larga duración y las que necesitan hospitalización y/o inmovilización prolongada, como en el caso de las fracturas de fémur.

Existen otros factores de riesgo, como el tabaquismo, el uso de anticonceptivos orales, la obesidad y la presencia de varices. Los portadores de enfermedades malignas y de trastornos de la coagulación sanguínea están especialmente predispuestos a la embolia pulmonar. Sin embargo, con menor frecuencia, la obstrucción pulmonar también puede derivar de émbolos de grasa, líquido amniótico (en mujeres embarazadas), médula ósea y fragmentos de tumores o derivar de cuerpos extraños y burbujas de aire, lo que es más común en los buceadores.

Exámenes y diagnósticos de la embolia pulmonar

La confirmación diagnóstica de esta enfermedad a tiempo para el tratamiento es un reto para el médico, que debe tener presente esta sospecha y realizar las pruebas con prontitud. Se destaca la importancia de la historia clínica y la atención a los factores de riesgo de embolia del paciente.

El informe de diagnóstico reciente de trombosis en miembros inferiores y los antecedentes de eventos embólicos en pacientes con dolencias pulmonares también aportan signos muy sugestivos de tromboembolismo. Evidentemente, la ausencia de un factor de riesgo reciente para este evento puede dificultar la sospecha clínica. De todos modos, la confirmación del cuadro clínico puede requerir exámenes cardiológicos, como el electrocardiograma y el ecocardiograma, y recursos de imagen del tórax, como la gammagrafía, la tomografía y la resonancia magnética y, en algunos casos, la arteriografía de los pulmones.

Aunque este último método es invasivo y menos utilizado en la práctica, se considera el más preciso para el diagnóstico del tromboembolismo. Mediante el uso de contraste, este examen permite comprobar el flujo sanguíneo en las arterias pulmonares e identificar exactamente los puntos de oclusión.

Tratamiento y prevención de la embolia pulmonar

El tratamiento de la embolia pulmonar debe realizarse en un entorno hospitalario y la tasa de respuesta clínica depende del tamaño del émbolo, la zona afectada y el retraso en el diagnóstico. Las principales medidas intrahospitalarias son la administración de oxígeno, analgésicos para controlar el dolor y anticoagulantes para evitar la progresión de los coágulos existentes y prevenir la formación de otros nuevos.

El uso de heparina y agentes trombolíticos (utilizados en el tratamiento de la embolia), son muy útiles, pero no están indicados para todos los casos. Después de que el paciente reciba el alta hospitalaria, puede ser necesario mantener la terapia durante algunos meses, dependiendo del factor que haya desencadenado el tromboembolismo.

En circunstancias más graves, puede ser necesaria una intervención quirúrgica de urgencia para eliminar el trombo. En las personas que presentan episodios recurrentes de trombosis y embolia, una alternativa es la implantación quirúrgica de un filtro en la vena principal que desemboca en el corazón. Además de esta indicación, el filtro de vena cava es una buena opción para personas con contraindicaciones al uso continuado de anticoagulantes (es decir, con mayor riesgo de hemorragia grave) para evitar que un coágulo desprendido pueda llegar a los pulmones.

Las precauciones para evitar la embolia pulmonar son prácticamente las mismas que deben adoptarse para prevenir la trombosis venosa profunda. Incluso aquellos que no tienen factores de riesgo conocidos para la formación de trombos en las extremidades inferiores pueden prevenir estos eventos con el ejercicio regular.

Ejercitar las piernas mediante paseos diarios es ya un método preventivo eficaz. En las personas que se sabe que están postradas en cama durante largos periodos debido al tratamiento, la inmovilización o la discapacidad, puede estar indicado el uso preventivo de anticoagulantes. Estos cuidados también pueden ser necesarios en los viajes aéreos prolongados, dependiendo de la indicación médica previa.

En cualquier caso, el acto de moverse en el avión puede ayudar mucho a mantener una circulación adecuada. Como siempre, dejar de fumar y perder peso son requisitos básicos para la salud del sistema vascular. Por último, los casos de embolia gaseosa en buceadores pueden evitarse siguiendo los procedimientos adecuados para un buceo seguro.

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