¿Qué es la toxoplasmosis?
La toxoplasmosis es una enfermedad parasitaria muy extendida en la naturaleza, causada por el protozoo Toxoplasma gondii, que puede infectar a las aves y a un gran número de mamíferos, incluidos los humanos, en todas las edades.
Tras la infección, el toxoplasma permanece en el músculo del huésped, en forma de quistes, o bien, en el caso concreto de los gatos, se elimina en las heces en forma de ooquistes. Los gatos son los únicos huéspedes definitivos de Toxoplasma, es decir, sólo en estos animales el protozoo tiene su ciclo vital completo.
Otros mamíferos son huéspedes intermedios y, por tanto, incluso infectados, no pueden eliminar los ooquistes en las heces.
En las personas cuya inmunidad es normal (inmunocompetentes), la enfermedad puede pasar desapercibida.
La forma congénita de la toxoplasmosis, transmitida de la madre al feto durante el embarazo, también suele ser grave, ya que tiene el potencial de dejar secuelas neurológicas, visuales y hepáticas en el bebé.
Causas y síntomas de la toxoplasmosis
En las personas con inmunidad preservada, la toxoplasmosis es asintomática en cerca del 90% de los casos. En el 10% restante, provoca principalmente un aumento de los ganglios (las hinchazones) en las axilas, la ingle y el cuello, además de fiebre, dolores musculares, articulares, de cabeza y de garganta, infección en la retina, manchas rojizas en el cuerpo y agrandamiento del hígado y el bazo.
En los inmunodeprimidos, las manifestaciones incluyen signos de compromiso de los pulmones, los ojos, el corazón y, sobre todo, el cerebro, en este caso con un cuadro de cefalea, somnolencia y reducción de la fuerza, que puede evolucionar a una disminución progresiva de la lucidez. La causa es la infección por toxoplasma, que surge sobre todo al comer carne cruda o poco cocinada con quistes de este parásito protozoario, o al ingerir alimentos contaminados por ooquistes, que se eliminan en las heces de los gatos.
En esta última situación, la contaminación se produce con mayor frecuencia por la manipulación inadecuada de los alimentos (cuando la persona no se lava bien las manos después de tocar al gato, por ejemplo), pero también por la simple convivencia con estos animales, incluso los bien cuidados, ya que pueden ingerir carne cruda con quistes del parásito. La toxoplasmosis se sigue adquiriendo de forma congénita, cuando la mujer embarazada transmite la enfermedad al bebé durante el embarazo, y en los trasplantes de órganos.
Exámenes y diagnósticos de la toxoplasmosis
Dado que los síntomas de la toxoplasmosis son bastante inespecíficos, el diagnóstico implica la realización de análisis de sangre para buscar la presencia de anticuerpos que caracterizan la infección reciente por toxoplasma.
Como la enfermedad pasa desapercibida la mayoría de las veces, las personas sólo llegan a saber que han tenido contacto con el agente infeccioso cuando tienen que acudir a una revisión específica, ya sea en casos de emergencia, de rutina o en situaciones especiales, como el embarazo. En estos casos, sin embargo, el hallazgo es de una categoría de anticuerpos relacionados con la infección previa y, por lo tanto, indica inmunidad contra la toxoplasmosis.
Tratamientos y prevenciones de la toxoplasmosis
Existen medicamentos que actúan contra el toxoplasma (no curan la enfermedad, sino que impiden la multiplicación del protozoo) y, por tanto, contribuyen a reducir las complicaciones de la toxoplasmosis congénita y las formas más agresivas de la enfermedad en los adultos, siempre que el tratamiento se instaure rápidamente.
En el caso de las formas leves, que sólo cursan con fiebre y ganglios, no es necesario utilizar medicación, ya que la enfermedad remite espontáneamente. La prevención de la toxoplasmosis es especialmente importante para las mujeres embarazadas y las personas inmunodeprimidas que nunca han tenido contacto con este agente.
Para evitar el contagio, se recomienda no comer carne cruda o poco hecha y utilizar guantes para manipular cualquier tipo de carne antes de cocinarla, además de lavar muy bien las verduras y hortalizas que se vayan a consumir en ensaladas. También debe evitarse la convivencia con gatos, así como la visita a lugares que puedan contener heces de estos animales, como los estanques de arena de los parques.