Fármacodependencia

El número de personas que consumen sustancias psicoactivas que crean adicción va en aumento en casi todo el mundo. Pero, además, los especialistas se inquietan porque el consumo se inicia a una edad cada vez más temprana.

El 50% del consumo total se produce en una franja de edad que va de los 15 a los 30 años. El porcentaje restante se reparte en un segmento cuyos extremos se amplían continuamente, porque no sólo se observa el consumo en edades más tempranas, sino que también se produce en edades avanzadas.

El abuso de drogas es un problema que afecta a la sociedad en general. Comienza con el uso ocasional, luego se convierte en abuso, y finalmente puede desarrollarse la dependencia, donde las personas se encuentran atrapadas en el consumo de sustancias, llegando a ser el centro de sus vidas.

Las personas pueden llegar a depender psicológica, física o de ambas formas de una sustancia en particular.

Una persona experimenta dependencia física cuando, al dejar de consumir la sustancia, experimenta lo que se conoce como «craving» o ansias intensas por la droga. Para que ello se produzca, debe darse un proceso de tolerancia, que consiste en un estado de adaptación funcional del organismo, que hace necesario aumentar la dosis para obtener el mismo resultado. Es decir, se reduce la reacción a una droga después de la administración repetida.

Ante la supresión de la sustancia, las personas físicamente dependientes sufren lo que se denomina «síndrome de abstinencia», que consiste en un malestar clínicamente significativo, o un deterioro de la actividad laboral y social. El síndrome de abstinencia se manifiesta cuando se interrumpe abruptamente el consumo de la droga o se reduce significativamente la dosis de manera súbita, y no en casos de reducción gradual de la dosis.

Existen diversas sustancias que pueden generar adicción, entre ellas se encuentran los opiáceos como la morfina, los psicoestimulantes como la cocaína y las anfetaminas, la marihuana, los inhalantes, la nicotina y el tabaco, así como los depresores del sistema nervioso central como las benzodiazepinas, los barbitúricos y el alcohol etílico.

Las benzodiazepinas se administran como ansiolíticos y sedantes en estados de ansiedad. En cuanto a los opiáceos, éstos tienen acción terapéutica como analgésicos en el tratamiento del dolor. El problema es que un paciente comienza a consumir un psicofármaco por prescripción médica, y después continúa con el consumo.

Cómo se origina la dependencia

Los factores que inciden en la dependencia pueden ser inherentes a la sustancia, a la persona, o a factores ambientales. Con respecto a la sustancia, influye su disponibilidad, el costo, así como la pureza y su potencia.

Los factores inherentes a la persona pueden estar determinados por la herencia; por ejemplo, la persona puede tener una tolerancia innata, o desarrollarla con mayor rapidez que otras.

Además, ciertos factores del entorno como el contexto social, la influencia de amigos o compañeros cercanos, así como el tipo de trabajo que se realiza, también tienen un impacto significativo en la adicción a las drogas.

Por ejemplo, se observa el consumo de estas sustancias en ciertas profesiones o actividades en las cuales las personas se encuentran sometidas a situaciones de mucho estrés.

Existen  personas farmacofílicas y farmacofóbicas. Los primeros son aquellos que tienen tendencia a consumir sustancias, que pueden ser medicamentos, pero también sustancias de comercialización ilegal. Estas personas tienen determinados riesgos, como padecer una intoxicación por sobredosis.

La farmacofobia es el rechazo al consumo de medicamentos. Estas personas no cumplen con la prescripción médica y corren el riesgo de caer en manos de curanderos. Además, pueden utilizar prácticas paramédicas en el manejo de sus hijos.

En   los últimos 15 años se ha producido un cambio en el predominio de determinadas drogas. En el año 84 predominaba la marihuana y las benzodiazepinas, según el registro de los pacientes que llegan a la consulta. Los opiáceos ocupaban el tercer lugar, y la cocaína estaba en el sexto lugar.

Al año siguiente, la cocaína pasó al cuarto lugar. Y en el año 88 se instaló en el primer lugar, en el que se mantiene hasta la fecha.

Otro cambio se produjo en la modalidad de consumo. En la década del 70 había una única droga. En los años 80 comienza el consumo de polidrogas.

Puede hablarse de drogas dominantes y drogas asociadas. Las dominantes entran en la vida del paciente y son irremplazables. Las asociaciones de sustancias, por otro lado, pueden tener una entrada y salida rápida, ya que se utilizan de manera complementaria.

En cuanto a las drogas dominantes, la cocaína ocupa el primer lugar. Como asociadas pueden estar la marihuana y las benzodiazepinas. La cocaína ocupa el último lugar como droga asociada, lo que significa que si un paciente la consume como complementaria de otra droga, la dependencia que provoca es tan fuerte que pasa a ser dominante.

Las drogas «porteras», que son la puerta de entrada a otras drogas, son la marihuana, los psicofármacos como las benzodiazepinas, y el alcohol.

Aunque también habría que incluir en ese grupo los solventes volátiles. En términos de uso de medicamentos psicotrópicos, las benzodiazepinas son las más consumidas en la actualidad, habiendo desplazado a los barbitúricos que antes ocupaban esa posición principal.

En cuanto a la frecuencia con la que se presenta, se observa que el uso de sustancias adictivas sigue siendo más común entre los hombres que entre las mujeres. No obstante, también se ha notado un aumento en el consumo de estas sustancias por parte de las mujeres.

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