Debe haber pocas cosas que dañan tanto la autoestima como mirarse de perfil en el espejo. Y si bien en algunos casos esas protuberancias que se empeñan en salir de la cara, cual peñascos de Gibraltar, pueden ser resaltadas como un rasgo de la personalidad (pensemos en Rossie de Palma, la célebre chica Almodóvar, por ejemplo), las irregularidades del rostro hacen que muchas personas se transformen en lo que en la Argentina se llama, carne de diván: concurren al psicoanalista para resolver sus complejos.
Los hombres y las mujeres se ven mejor con ciertos tipos de mentones. Un mentón que se proyecta mucho hacia afuera puede ser aceptable y fuerte para un hombre, pero demasiado masculino para una mujer. Un mentón pequeño puede hacer que una nariz larga se vea aún más grande; de la misma forma, un mentón grande puede hacer que una nariz chiquita se vea demasiado pequeña para la cara. No se puede aplicar un tamaño standard de nariz o mentón a todas las caras, sino que lo importante es que la relación nariz-mentón sea armoniosa y acorde al tamaño de la cara.
Espejito, espejito…
Según la experiencia de los cirujanos estéticos, cuando la gente se mira en el espejo, generalmente se detiene en el tamaño y la forma de su nariz, las orejas o las arrugas de la piel. Sin embargo, como explica en su material informativo una asociación dedicada a cirugía de esta parte del rostro, el mentón equivocado puede hacer que un lifting o una operación de nariz no sea tan exitosa. De hecho, los cirujanos que se especializan en operaciones de nariz, muy a menudo son los primeros en sugerir cambios en el tamaño o forma del mentón, ya que éste puede apuntalar un perfil tanto como cambiar la nariz.
Para lograr el balance sobre el que tanto insisten los cirujanos plásticos, la Sociedad de Cirujanos Estéticos, con base en Houston, explica que se puede tanto hacer que el mentón avance como que retroceda: todo depende de lo que sea necesario para cada cara en particular. La operación de reducción de mentón, que puede significar una mejora cuando el mentón avanza demasiado por fuera del marco de la cara, requiere una remoción del hueso excedente del mentón.
En cambio, si el problema no es el mentón en sí mismo, sino más bien el exceso de piel que sea ha juntado debajo del mentón, un lifting facial puede ser más necesario que una cirugía. Cuando los dientes no encajan bien juntos o hay un caso severo de mordida invertida puede que el paciente necesite consultar con un cirujano maxilofacial.
Primero, la estética
La microgenia, o falta de desarrollo de mentón, es el más común. En todos ellos generalmente también se presenta un defecto nasal, lo que hace que se pierdan las proporciones de la cara. Para subsanarlo, la práctica más común es colocar un implante de siliconas semisólidas, aunque también se puede utilizar cartílago.
Cuando uno se enfrenta con un mentón prominente, es necesario realizar una cirugía maxilofacial. En estos casos de pseudoprognatismo o prognatismo (maxilar inferior adelantado), la operación que se realiza no es para aplicar un implante sino para volver todo el maxilar inferior a la posición correcta. A diferencia del implante de mentón, que es una operación muy simple, en este último caso la operación se hace junto con el cirujano ortodoncista. Requiere un período de recuperación posoperatoria que normalmente dura unas 3 semanas, y durante ese período el paciente se alimenta con una pajita. Todo el proceso se complementa con ortodoncia correctora.
Paso a paso
Cuando el paciente lo que desea es aumentarse el mentón, el cirujano comienza por hacer una incisión ya sea en la línea natural que queda justo debajo del mentón o dentro de la boca, donde se juntan la encía y el labio inferior.
Estirando con mucha delicadeza este tejido, el médico crea un espacio por donde se puede insertar un implante. Este tipo de prótesis, hechas de materiales sintéticos que se sienten al tacto muy parecidos a los tejidos naturales que se encuentran normalmente la zona, se pueden encontrar en una amplia variedad de tamaños y formas.
Una vez en su lugar, el cirujano sutura la herida y utiliza técnicas de cirugía plástica para cerrar la incisión y esconder la cicatriz. De ese modo se logra que la incisión no deje ningún rastro o, si se hace por el lado de afuera, prácticamente sea imperceptible.
El período posoperatorio varía con cada paciente, aunque la mayoría experimenta sólo una molestia muy leve durante algunas horas luego de la cirugía. Los malestares pueden controlarse generalmente con medicación analgésica.
Después de la intervención el paciente puede tener algo de supuración, pero que este proceso no se extiende más allá de la primera semana. Una dificultad temporaria al hablar, balbuceo, se da casi siempre después de cirugías debajo del labio inferior pero estos síntomas desaparecen aproximadamente 2 semanas después de la intervención.
Todo sea para sentirse bien con uno mismo. Después de todo, los cirujanos estéticos no operamos el cuerpo, operamos la mente de nuestros pacientes. Porque hay grandes enfermedades con implicancias psicológicas menores y pequeños desperfectos que tienen implicancias psicológicas que perturban por completo el desempeño social de cierta gente. El defecto físico no tendría importancia si no produjera una alteración en la psiquis.