¿Te has preguntado por qué en los días calurosos muchas personas suelen sufrir de un agudo dolor de garganta, comúnmente denominado como angina? Pues bien, la gran mayoría de las veces, esto se debe principalmente a los cambios bruscos de temperatura. Los calurosos días de verano nos dan ganas de refrescarnos. La mayoría de las veces buscamos helados o bebidas frías, a menudo carbonatadas. Desafortunadamente, productos que refrescan la garganta y debilitan la mucosa al mismo tiempo. En celo, las bacterias se multiplican con mucha facilidad y penetran en el organismo a través de la mucosa dañada sin ningún problema. Esto no quiere decir que no se pueda comer comida fría en verano. Nos basta con dosificar los snacks fríos con moderación.
Además, el uso de aire acondicionado puede tener un impacto negativo en la salud si la diferencia de temperatura entre el interior y el exterior es demasiado grande. Además, el aire acondicionado seca el aire, por lo que, al permanecer en una habitación climatizada, exponemos a la desecación la mucosa de la garganta, lo que, como ya se ha comentado, facilita la penetración de los microorganismos en el organismo. La temperatura configurada en el equipo debe ser solo unos pocos grados más baja que la que prevalece en el exterior. Poco antes de salir de la habitación para que se enfríe, apague el aire acondicionado para adaptarse lentamente a los cambios de temperatura.
Para no renunciar a los placeres del verano conviene aplicar una profilaxis adecuada, es decir, una prevención efectiva. Para ello, es muy importante hidratar la garganta de forma regular, así como aportar al organismo cantidades adecuadas de nutrientes, entre ellos sobresalen las vitaminas A, C, D y E, las cuales se ha demostrado que contribuyen a la inmunidad.