Artrosis: según pasan los años

Los años no vienen solos. Y la artrosis, una enfermedad reumática, es de esas compañeras que se vuelven inseparables a medida que aumenta el número de velitas por apagar. Sin embargo, la prevención puede contribuir a retrasar su aparición.

La artrosis es un proceso degenerativo de desgaste del cartílago, que afecta sobre todo a las articulaciones que soportan peso, o que tienen exceso de movimiento, como por ejemplo las caderas, las rodillas o la piel.

Esta enfermedad se vincula con el envejecimiento de las articulaciones, ligado al paso del tiempo. Se inicia, en general, a partir de los 40 o 45 años. Pero también puede aparecer en forma precoz, como consecuencia de traumatismos o problemas congénitos que afecten la articulación. Por ejemplo, la displasia de cadera, una malformación congénita de la articulación, es un factor que predispone a una artrosis temprana.

En general, el envejecimiento y la sobrecarga de la articulación hacen que el cartílago se desgaste y pierda ligereza y elasticidad. Los síntomas de la artrosis son el dolor y la limitación de la función articular. La limitación del movimiento se debe a un factor mecánico: las superficies articulares, en lugar de estar acolchadas por el cartílago, se vuelven cada vez más rugosas, y hacen contacto entre sí.

¿Artrosis es lo mismo que artritis?

La artritis es una enfermedad inflamatoria, que puede afectar a varias articulaciones al mismo tiempo, por eso se denomina poliartritis, y no está vinculada con la edad, pues puede aparecer en la juventud.

Hay distintos tipos de artritis, una de ellas es la artritis reumatoidea. Esta enfermedad compromete el estado general de la persona, al producir decaimiento, cansancio, pérdida de peso. También provoca inflamación, tumefacción y enrojecimiento de la articulación. La artritis reumatoideacausa un dolor continuo. La persona se levanta con mucho dolor y rigidez.

La artrosis, en cambio, presenta un dolor mecánico, que se siente después de utilizar la articulación. Generalmente es un dolor vespertino, y se alivia con el reposo. La persona puede levantarse dolorida y sentir un poco de rigidez, por lo que le cuesta iniciar la marcha. Pero en unos minutos la rigidez desaparece y la persona puede movilizarse.

Por otra parte, la artrosis, a diferencia de la artritis reumatoidea, no compromete el estado general. Además, algunas personas no presentan síntomas, pero el médico puede detectar la artrosis en una radiografía. Ésta muestra, entre otras cosas, que el espacio ocupado por el cartílago es más pequeño de lo habitual porque aquél está deteriorado. Dado que el cartílago cumple la función de amortiguar la presión y el roce entre los huesos, al deteriorarse, los huesos se tocan entre sí y se desgastan.

A medida que el hueso se destruye, se produce un proceso reparador, que consiste en formar hueso nuevo, pero con características diferentes del hueso normal. Es lo que se conoce comúnmente, en las vértebras, como picos de loro, y que técnicamente se denominan osteofitos. Cuando aparecen estos picos de loro, empiezan a raspar más, y producen mayor dolor y limitación de la capacidad.

¿Cómo prevenir la artrosis?

Además de la edad, hay factores que favorecen la aparición de la artrosis. Uno muy importante es el sobrepeso, porque produce una sobrecarga en las articulaciones. En este sentido es importante que la alimentación consista en una dieta balanceada, y sin excesos de grasas, para evitar el sobrepeso. La obesidad siempre se acompaña de artrosis.

Otro factor importante,es la gimnasia, por ejemplo las caminatas, la bicicleta, o la natación. Con respecto a la caminata, no surten ningún efecto benéfico esas caminatas que se realizan cuando se hacen compras y se miran vidrieras. Una caminata efectiva tiene que ser continuada y con paso firme, con una duración de 20 o treinta minutos.

El ejercicio, para ser beneficioso, tiene que ser sistemático, y hacer que la articulación se mueva en todo su rango. El ejercicio es un método de prevención y de tratamiento. Y, en este sentido, el dolor es un buen indicador del límite. Si hay dolor, es señal de que se está haciendo ejercicio en exceso, o de que se lo está haciendo mal.

Con respecto a la administración de fármacos, los especialistas prefieren utilizar la menor cantidad posible de drogas, y ver cuánto pueden mejorar los pacientes con tratamientos locales orientados a desinflamar y calmar el dolor. Por ejemplo, la aplicación de onda corta a través de tratamientos de kinesiología.

El problema de los antinflamatorios son los efectos secundarios, en especial los problemas gástricos que pueden causar. Por esta razón, si el paciente tiene dolor pero no tiene inflamación, el médico le receta sólo un analgésico, que no afecta tanto la mucosa gástrica.

De todos modos, ya existe una nueva generación de antinflamatorios que inhiben la inflamación en forma específica sin afectar el estómago. Pero también hay otro tipo de drogas que apuntan a mejorar el cartílago. Estas drogas se aplican en artrosis no muy avanzadas, en las que el cartílago aún no se encuentra muy deteriorado.

Estos fármacos, aparentemente, nutren el cartílago, aunque es difícil cuantificar la mejoría. La especialista subraya que un paciente con artrosis no tiene que ser reacio a usar el bastón. Este ayuda a que la articulación no cargue peso, se desinflame, y pueda funcionar un poco mejor. También ayuda el uso de rodilleras o corsé.

El paso de los años es irremediable. Pero hay maneras de retrasar un poco la aparición de las molestas señales de la vejez.

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