Cómo el Estrés Afecta a tu Belleza

Cómo el estrés afecta a tu belleza

En una vida tan acelerada como las que experimentan las personas, el estrés se ha vuelto algo continuo. El estrés crónico puede afectar considerablemente la piel. En este artículo te explicaremos un poco sobre un aspecto que debes tener en cuenta para enfrentarte a esta amenaza.

El estrés y la forma en que influye sobre la piel

Al hacernos frente a eventos estresantes, el cuerpo procede a liberar hormonas como la adrenalina y el cortisol. Cuando son producidas en exceso, se desarrollan un conjunto de respuestas en el cuerpo que tienen un efecto directo sobre la piel.

Entre estos problemas, se encuentra la inflamación cutánea. Cuando hay estrés crónico se producen inconvenientes en la piel, lo que afecta la dermatitis, acné y rosácea. Consideremos también el aspecto del envejecimiento prematuro.

Las personas que tienen algunas afecciones cutáneas, como en caso del eczema y la psoriasis, tienden a tener brotes comunes y severos en circunstancias de estrés. Hay un vínculo muy particular entre la piel y la mente. Es algo innegable. La piel responde a los estados mentales y emocionales de una persona. Cuando nos estresamos, podemos evidenciar cambios en la piel, esto incluye sequedad, enrojecimiento o aparición de brotes de forma repentina.

El sistema nervioso autónomo es el responsable de estos eventos, esta área se encarga de llevar un control de las funciones automáticas del cuerpo, entre las que se incluyen las respuestas de la piel frente al estrés. Esto implica la circulación sanguínea, la producción de sebo y la capacidad de la piel para poder regenerarse.

El mindfulness te ayudará a combatir el estrés.

Esta práctica está focalizada en la conciencia del momento presente. No se deja llevar por ningún tipo de pensamiento ansioso relacionado con el pasado o al futuro. Es preciso hacer una integración con el mindfulness en la cotidianidad para adquirir los beneficios claves dentro de nuestra piel, ya que es algo que trabajará directamente sobre la forma en que estas variables impactan sobre nuestro cuerpo.

Otro aspecto es que se disminuye la inflamación. Tener atención plena está relacionado con una mejor respuesta inflamatoria por parte del cuerpo. En el momento que la inflamación se disminuye, se favorece el área cutánea que tiene correlación con la inflamación.

También podrás mejorar los niveles de cortisol y diferentes hormonas que influyen en el estrés. El equilibrio hormonal permite que se disponga de una buena salud de piel y se prevenga el envejecimiento prematuro.

El autocuidado es otro de los aspectos en los que favorece el mindfulness. No solo es bueno en la salud cutánea, sino también en el bienestar general.

¿De qué forma puedo integrar el mindfulness dentro de la rutina de cuidado de la piel?

Hay ciertas maneras de llevar a cabo esto, entre las que destacan la limpieza consciente, que consiste en sentir la textura de los productos, inhalar los aromas y considerar las sensaciones que hay en la piel.

También puedes hacerte masajes mindfulness. Para esto tienes que aplicar sueros, cremas o llevar a cabo masajes que sean faciales. Tienes que prestar atención a las sensaciones y la forma en que responde a los músculos del rostro.

Se recomienda hacer respiración profunda. Cuando apliques los productos tiene inhalar de una forma lenta por la nariz, sentir la manera en que se expande el abdomen, y después exhalar por la boca de forma suave. Cuando respiramos de forma consciente, terminamos disminuyendo el estrés y favorecemos la oxigenación en la piel.

Se recomienda tomar pausas de mindfulness cada cierto tiempo. Tienes que cerrar los ojos y hacer respiraciones que sean profundas. Sintiendo en cada momento el tiempo presente. Así disminuirás la aparición de tensiones que terminan influyendo en la piel de forma directa.

No cabe duda que el estrés, en la vida moderna, siempre busca la forma de manifestarse. Se recomienda optar por las prácticas planteadas dentro de la rutina diaria para hacer frente a esta amenaza, y lograr una piel que sea radiante y saludable. Si cuidamos de la mente, cuidamos de la piel, consiguiendo un equilibrio entre la belleza exterior y el bienestar interno.

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