Se denomina control prenatal al cuidado de la salud de la madre y el niño por nacer, y tiene como finalidad obtener un niño sano, nacido en término (a los nueve meses), de peso normal y que la madre se encuentre sana y en condiciones de criar a su niño. El inicio del control prenatal debe ser precoz, es decir que la primera consulta al médico debe hacerse durante el primer trimestre de embarazo. Esto posibilita evaluar con mayor precisión la edad gestacional (los meses de embarazo), y calcular la fecha en que probablemente se producirá el parto.
En la primera consulta se efectuará un examen clínico y ginecológico completo que incluirá un examen mamario. Se solicitará una serie de estudios de laboratorio con determinación del grupo sanguíneo y factor Rh. También se efectuará un estudio del cuello uterino con Papanicolau y colposcopía. Se realizará además un control odontológico y el eventual tratamiento de caries o infecciones dentarias.
Las consultas serán mensuales hasta el séptimo mes, para hacerse más frecuentes en los dos últimos meses del embarazo.
Vacunas
Durante el embarazo, se administran dos dosis de la vacuna contra el tétanos, con un espacio de dos meses entre cada una. Por lo general, la primera dosis se aplica en el quinto mes de gestación y la segunda en el séptimo mes. No son necesarias otras vacunas durante el embarazo.
Nutrición adecuada: sobrepeso/ desnutrición
Es fundamental que la madre tenga una buena alimentación para garantizar el adecuado crecimiento y desarrollo del bebé. Esto va más allá del aumento de peso típico de alrededor de 12 kilos durante el embarazo e incluye una correcta ingesta de nutrientes en la dieta. Estos nutrientes deben incluir:
Proteínas de buena calidad presentes en la carne, la leche, el huevo
Calcio presente en la leche, el queso, el yogurt, las legumbres, las frutas secas y desecadas
Vitaminas y minerales presentes en la fruta y verdura frescas, crudas o cocidas al vapor
Aceites vegetales crudos de cualquier tipo (girasol, maíz, oliva, etc.)
Hidratos de carbono complejos presentes en los cereales como el arroz, trigo, maíz. Es recomendable consumir harina blanca y azúcar refinado de manera moderada, a menos que se busque aumentar de peso, especialmente en mujeres que empezaron su embarazo con un peso por debajo del adecuado.
Si al inicio del embarazo la mujer pesa más de lo adecuado, la alimentación debe igualmente contener todos estos nutrientes esenciales, pero se debe consumir menos cantidad de grasas (sobre todo las de origen animal, como la grasa de la carne, la piel del pollo, la yema de huevo) y se deben restringir al máximo la azúcar refinada y las harinas blancas (repostería, golosinas, bollos de panadería, etc.). Además, el aumento de peso debe ser mínimo en el primer trimestre para ir aumentando hacia el final del embarazo, en el que se habrán ganado aproximadamente siete kilos y medio en total.
Durante el embarazo se suelen suministrar comprimidos de hierro y ácido fólico (es una vitamina) esenciales para prevenir la anemia.
Resulta aconsejable no abusar de la sal.
Tabaco, alcohol, medicamentos
Tanto el tabaco como el alcohol y las drogas perturban el crecimiento del bebé y pueden determinar que el niño tenga bajo peso al nacer y otras complicaciones más severas. Abstenerse de fumar y consumir estos tóxicos posibilitará que el bebé crezca sano y fuerte.
Los medicamentos no deben tomarse sin prescripción médica, ya que algunos fármacos están contraindicados durante el embarazo y la lactancia y otros deben administrarse con cuidados especiales. Algunos tés o remedios caseros también pueden ser tóxicos para el feto, por lo que, si una mujer embarazada presenta una enfermedad, por más trivial que parezca, debe consultar al centro de salud y no automedicarse.
Prevención de la infección urinaria
La infección urinaria (cistitis) es relativamente frecuente y fácil de solucionar durante el embarazo, pero si no se trata a tiempo puede ocasionar amenaza de parto prematuro, pielonefritis (infección en los riñones), amenaza de aborto, etc.
Se debe sospechar una infección urinaria cuando existe dolor o ardor al orinar, sensación de deseos de orinar, pero imposibilidad de hacerlo, deseos muy frecuentes de orinar con escasa emisión de orina, cambios de color u olor de la orina. Es crucial buscar atención médica de inmediato ante la presencia de estos síntomas.
Para evitar las infecciones urinarias, es importante beber suficientes líquidos, usar el baño tan pronto como se sientan ganas de orinar y mantener una higiene cuidadosa después de defecar. (con agua y jabón cuidando de no arrastrar materia fecal hacia la vulva) y cumplir con los exámenes de orina solicitados durante el control prenatal.
Preparación para la lactancia materna
La leche materna es el alimento ideal para el niño y representa al mismo tiempo alimento, amor y defensas contra infecciones.
Es recomendable dar preferencia a la lactancia materna sobre otras formas de alimentación para el recién nacido, y se sugiere continuarla hasta al menos los seis meses de edad, siempre que sea posible. Para lograrlo, hay que mantener los pezones sanos limpiándolos solamente con agua y fortaleciendo su piel, exponiéndolos al aire y si es posible, al sol durante 20 minutos por día. En algunas situaciones especiales el equipo de salud puede aconsejar ejercicios específicos.
Curso de preparación integral para padres
Al séptimo mes de embarazo es aconsejable que la embarazada y su acompañante concurran a las reuniones de preparación para el parto. Se suelen dar en hospitales y centros de salud. Consisten en una serie de charlas informativas y ejercicios físicos que preparan a la futura mamá y a su acompañante para el momento del parto.
El acompañante es una persona elegida por la embarazada (puede ser su pareja, su madre, etc.) que estará con ella ayudándola y animándola durante el período dilatante y el parto.
El amor comienza por el cuidado
El cuidado prenatal es la expresión del amor de una madre por su bebé. El apoyo del padre del niño a la futura mamá es indispensable, y comprende tanto el sostén económico como la compañía y el cuidado. El acceso a un control prenatal adecuado es además, un derecho humano básico, tanto de los padres como del niño por nacer.
Un recién nacido sano, una madre saludable, un padre comprometido con el cuidado del niño, es un don para toda la humanidad.