ARTRITIS-REUMATOIDEA

Factores de transferencia para artritis reumatoide

Los trastornos autoinmunes se desencadenan cuando el sistema inmunológico, por razones en su mayoría desconocidas, se activa contra las propias proteínas del cuerpo, afectando diversos tejidos. Un ejemplo prominente es la artritis reumatoide, donde se forman anticuerpos dirigidos contra la sinovia, un tejido que lubrica las articulaciones. Esto conduce a la inflamación articular, provocando dolor, hinchazón y, en muchos casos, deterioro funcional. Las articulaciones más comúnmente afectadas son las de los hombros, codos, muñecas, rodillas y tobillos, pudiendo sufrir deformidades a largo plazo.

Factores de transferencia y la artritis reumatoidea

El Factor de Transferencia se presenta como un complemento a los tratamientos convencionales al actuar como un regulador del sistema inmunológico. Su función principal radica en inhibir la respuesta autoinmune, lo que resulta en una disminución de los síntomas y crisis de la enfermedad, así como en una mejora de la calidad de vida del paciente. Aunque aún se desconoce su mecanismo de acción exacto, se postula que su efecto se lleva a cabo a través de la modulación de citocinas, proteínas implicadas en la comunicación del sistema inmunológico.

Síntomas

La artritis reumatoide puede manifestarse con una amplia gama de síntomas. En casos graves, la fusión de los extremos óseos puede causar deformidades articulares características. Además, pueden formarse nódulos subcutáneos en un subconjunto de pacientes. Esta enfermedad autoinmune también puede afectar a otros órganos y tejidos, incluidas las arterias, los pulmones, los ganglios linfáticos y el corazón.

El inicio de la artritis reumatoidea

El inicio de la artritis reumatoide suele ser gradual y se caracteriza por malestar general, pérdida de peso, fatiga y dolor articular, especialmente por las mañanas. A medida que progresa la enfermedad, pueden aparecer deformidades articulares, particularmente en las manos, y otros síntomas como sequedad ocular y mucosa.

Como es el tratamiento de la artritis reumatoidea

El tratamiento de la artritis reumatoide busca aliviar los síntomas, preservar la función articular y prevenir deformidades. Esto implica una combinación de enfoques farmacológicos y no farmacológicos. Entre los últimos se incluyen la terapia física, el reposo, el ejercicio, la aplicación de calor o frío y la reducción de peso. Los medicamentos farmacológicos incluyen antiinflamatorios no esteroideos y fármacos más agresivos como el metotrexato y los corticosteroides. Aunque los agentes biológicos, como los inhibidores del factor de necrosis tumoral, son efectivos y con menos efectos secundarios, pueden ser prohibitivamente costosos y difíciles de obtener en ciertas regiones. La combinación de tratamientos farmacológicos y no farmacológicos es clave en el manejo de esta enfermedad crónica.

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