Lupus o la autoagresión del organismo

Lupus es una enfermedad poco frecuente en la que el sistema inmunológico afecta a los tejidos conectivos del propio organismo y puede llegar a ser incapacitante, e incluso mortal. Si bien actualmente carece de un tratamiento específico, existen medicamentos que son útiles para hacerle frente a los distintos síntomas de la enfermedad.

Junto con la dermatomiecitis, la esclerodermia, la poliarteritis y la artritis reumatoidea, el lupus eritematoso es una de las enfermedades del colágeno más frecuente.

Las colagenosis son afecciones crónicas e autoinmunes, en las que entran en juego un montón de mecanismos inmunológicos que participan de un proceso de autoagresión en el que los anticuerpos del paciente reaccionan contra su propio organismo.

Además de ser enfermedades autoinmunes, todas ellas tienen en común el ser afecciones en las que los que se ven atacados son los tejidos de sostén o tejidos conectivos del organismo que contienen fibras de colágeno. El lupus eritematoso (sistémico) se encuadra perfectamente en la definición de colagenosis, pues quienes se ven atacados por las embestidas del sistema inmunológico son las articulaciones, los tendones y demás tejidos conectivos y órganos del paciente.

A pesar de ser una de las colagenosis más frecuentes, el lupus tiene una incidencia muy pequeña en la población general. Aunque en la Argentina no existen cifras oficiales, según las estadísticas publicadas en el British Medical Journal por los doctores Elaine Hay y Michael Snaith, un servicio de clínica médica que atienda a 10.000 personas por año no habrá de ver más de 3 o 4 pacientes con lupus durante dicho período. Por otro lado (y al igual que en las colagenosis en general), es más probable que dichos pacientes sean mujeres: se estima que por cada varón afectado hay 9 mujeres de entre 20 y 30 años que sufren esta enfermedad.

Síntomas

Aunque el lupus puede afectar cualquier parte del cuerpo, la mayoría de los pacientes experimentan los síntomas sólo en algunos de sus órganos, los síntomas más frecuentes son los siguientes:

Dolor en las articulaciones.

Fiebre de más de 38 grados.

Hinchazón en las articulaciones.

Erupciones de la piel.

Anemia.

Compromiso renal.

Dolor en el pecho al respirar profundamente.

Erupción en forma de mariposa en las mejillas y en la nariz.

Sensitividad a la luz.

Pérdida del cabello.

Cambio de color (al azul o al blanco) de los dedos ante el frío.

Convulsiones.

Úlceras en la boca o en la nariz.

La mayor o menor presencia de estos síntomas es lo que determina la gravedad de la enfermedad que varía en cada caso particular. El lupus puede ser bastante leve o puede ser incapacitante, e incluso mortal. Los casos más graves se caracterizan por enfermedades de la sangre, problemas cardíacos y pulmonares, lesiones renales, vasculitis en brazos y piernas y severas disfunciones del sistema nervioso.

A veces esta enfermedad puede ser difícil de diagnosticar, debido a que muchos de los síntomas del lupus imitan a los de otras enfermedades, a veces no son muy específicos, y además pueden aparecer y desaparecer. Como actualmente no existe un análisis específico que permita acceder al diagnóstico de la enfermedad, éste se realiza mediante una cuidadosa revisión de la historia clínica del paciente y de distintos análisis no específicos y relacionados con la manifestación particular de la afección en cada individuo.

Causas y tratamiento

Actualmente se desconoce el mecanismo por el cual se producen las colagenosis, si bien no se sabe qué las produce, se piensa que hay muchos factores en juego: desde el stress hasta la participación de ciertos virus en el comienzo de la enfermedad, como por ejemplo el herpes; también se sabe que debe haber algún factor de tipo genético que predisponga a padecerla».

Por otro lado, existen ciertos fármacos para el tratamiento de afecciones cardíacas que pueden causar un síndrome similar al lupus, pero que al interrumpir el tratamiento desaparece.

Si la enfermedad se presenta en forma leve, puede requerir poco o ningún tratamiento. Los antiinflamatorios no esteroideos (NSAIDs) suelen ser útiles para aliviar el dolor articular en la mayoría de los casos. Otros fármacos, como la hidroxicloroquina, la cloroquina o la quinacrina (solos o en combinación), suelen ser efectivos para aliviar tanto los síntomas articulares como los cutáneos.

En las formas severas del lupus eritematoso (sistémico) los pacientes generalmente son tratados precozmente con corticoesteoides, como la prednisona. En algunas ocasiones los médicos recurren a drogas inmunosupresoras como la azatioprina o la ciclosfamida, para intentar reducir la reacción autoinmune.

En la mayoría de las personas que padecen lupus eritematoso, un tratamiento eficaz puede minimizar los síntomas, reducir la inflamación y mantener normales las funciones corporales.

Existen, además, distintas medidas preventivas que pueden ser adoptadas por las personas que padecen lupus para reducir la incidencia de los síntomas que los aquejan:

Quienes experimentan sensibilidad a la luz deben evitar estar expuestos al sol excesivamente, es aconsejable la utilización de cremas fotoprotectoras.

El ejercicio regular y médicamente controlado ha demostrado ser eficaz para prevenir la debilidad muscular y la fatiga.

Los grupos de apoyo, el consejo y el diálogo con amigos y familiares pueden ayudar en el alivio de los efectos del stress.

Por último, hay que evitar el cigarrillo, beber alcohol en exceso y seguir los tratamientos al pie de la letra para obtener los mejores resultados.

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