Síndrome X Frágil, Causas, Diagnóstico y Tratamientos

¿Qué es el síndrome del cromosoma X frágil?

El síndrome del cromosoma X frágil es una enfermedad hereditaria que provoca alteraciones en el desarrollo intelectual y el comportamiento. Aunque se considera la segunda causa más frecuente de retraso mental de origen genético (la primera es el síndrome de Down), la enfermedad es poco conocida, ya que los descubrimientos sobre ella sólo tienen unos 30 años.

En los años 70 ya se sabía que el problema estaba asociado a la fragilidad de un segmento del cromosoma X, por lo que se acabó llamando síndrome del X frágil. Pero no fue hasta la década de 1990 cuando se descubrió que la causa de esta fragilidad era una mutación en el gen FMR1, que significa gen del retraso mental del cromosoma X frágil 1. La falta de esta proteína conlleva una importante alteración de la capacidad intelectual y del comportamiento. Sin embargo, estos síntomas son bastante frecuentes en muchas otras afecciones, por lo que el diagnóstico del síndrome del cromosoma X frágil no siempre se produce rápidamente.

Los estudios actuales indican que la enfermedad afecta a uno de cada 4.000 niños y a una de cada 6.000 niñas. La menor frecuencia en las mujeres se debe a que éstas tienen dos cromosomas X, que acaban protegiéndolas del síndrome completo.

Como recordatorio, cada persona tiene 23 pares de cromosomas, uno de los cuales determina el sexo: la mujer tiene dos XX y el hombre, un X y un Y.

Causas y síntomas del cromosoma X frágil

La principal manifestación del síndrome del cromosoma X frágil es el deterioro intelectual, que va desde las dificultades de aprendizaje y los problemas de atención hasta diversos grados de retraso mental. La enfermedad no se manifiesta con rasgos físicos tan llamativos, como ocurre en otros síndromes genéticos, como el síndrome de Down.

Sin embargo, hay algunas características más típicas, como una cara alargada, orejas grandes, músculos flácidos, proyección de la mandíbula hacia delante, alteraciones oculares (estrabismo y miopía) y, en los varones, un aumento del volumen de los testículos después de la pubertad. Entre el 15 y el 20% de los niños con X frágil presentan convulsiones.

La otitis también puede ser recurrente en la infancia. Las chicas suelen sufrir más alteraciones emocionales, como ansiedad, depresión y aislamiento social, entre otros síntomas relacionados. A excepción de la flacidez muscular, que puede estar presente al nacer, todos estos signos sólo aparecen con el paso del tiempo. El síndrome del cromosoma X frágil es el resultado de una mutación en una determinada región del gen FMR1, situado en el cromosoma X. Esta alteración es bastante peculiar y se caracteriza por un aumento del número de repeticiones CGG, acrónimo de citosina-guanina-guanina, que son componentes del ADN. Este aumento provoca el silenciamiento del gen y la consiguiente falta de la proteína que codifica.

En una situación normal, se encuentran de 6 a 50 copias del trino CGG en esta parte del gen FMR1. En el síndrome, hay más de 200 repeticiones de la misma secuencia. Sin embargo, existe una banda intermedia, denominada premutación, que comprende a los individuos que tienen entre 50 y 200 copias de CGG. En este rango, los individuos no suelen manifestar problemas cognitivos o de comportamiento, pero pueden transmitir a sus descendientes un número de repeticiones superior a 200, provocando la expresión completa de la enfermedad, con síntomas más marcados en los varones y menos marcados en las mujeres.

Es interesante saber que la inestabilidad de estas copias CGG es mayor durante la formación de los óvulos que en la de los espermatozoides, lo que significa que, en las mujeres, la premutación se convierte en una mutación completa en la siguiente generación con más frecuencia que en los hombres. Sin embargo, el patrón de transmisión depende del sexo del individuo. El hombre transmite la premutación a todas sus hijas, pero no a ninguno de sus hijos; al fin y al cabo, la alteración en cuestión sólo está en la unidad del cromosoma X.

Los hijos de la mujer portadora, independientemente del sexo, tienen una probabilidad del 50 % de heredar el gen alterado, ya que siempre recibirán un cromosoma X de su madre. Recientemente, se ha demostrado que entre los portadores de la premutación FMR1, las mujeres son más propensas a entrar en la menopausia antes de tiempo y los hombres corren el riesgo de desarrollar, en la edad avanzada, pérdida de coordinación motora y temblores.

Exámenes y diagnósticos del cromosoma X frágil

Como los síntomas se asemejan a los de otros trastornos del desarrollo intelectual, el diagnóstico del síndrome del cromosoma X frágil requiere una prueba molecular (de análisis del ADN) para confirmar la sospecha. Realizada en una muestra de sangre, esta prueba puede detectar tanto la mutación como la premutación en el gen FMR1 determinando el número de copias de la secuencia CGG en esta parte del ADN, conviene recordar que el gen es el segmento de ADN que funciona, es decir, que da las instrucciones para la codificación de proteínas. El recuento de cromosomas, también llamado cariotipo, con la investigación del sitio frágil en el X, no se recomienda actualmente para este diagnóstico.

Tratamientos y prevenciones del cromosoma X frágil

Por el momento, no hay ninguna terapia que pueda suplir la falta de la proteína deficiente en el síndrome X frágil. Así, el tratamiento se basa en un trabajo multidisciplinar, con intervenciones de pediatra, neurólogo, psiquiatra, logopeda, psicoterapeuta, pedagogo y terapeuta ocupacional, entre otros. También hay medicamentos que pueden ayudar a mejorar los problemas de comportamiento y atención.

La familia juega el papel fundamental de estimulación e inclusión del niño con X frágil, para lo cual se puede contar con el apoyo de entidades creadas por otros grupos familiares con la intención de compartir sus experiencias. Cabe destacar que estas medidas tienen mayor efecto cuanto antes se instauren, para que el niño pueda desarrollar todo su potencial y crecer en un entorno inclusivo.

De ahí la importancia de un diagnóstico correcto, en las primeras etapas de la vida. No hay forma de evitar la anomalía del cromosoma X y la consiguiente mutación del gen FMR1. Sin embargo, al tratarse de una enfermedad con un patrón de herencia peculiar, es posible identificar de forma relativamente sencilla a los portadores de la premutación que pueden tener descendencia con la enfermedad. Así, especialmente en el caso de las parejas con antecedentes familiares de trastornos que implican un retraso en el desarrollo mental, puede ser interesante investigar esta condición y, si es necesario, realizar un asesoramiento genético.

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